TAILANDIA


Bienvenidos al antiguo reino de Siam

Este viaje nos duró 15 días. Bueno, en realidad fueron 31 días que combinamos con otros 15 en Malasia. Pero a Tailandia le dedicamos 15 días.


ITINERARIO:

DÍA 1: CHIANG MAI

DÍA 2: CHIANG MAI

DÍA 3: CHIANG MAI

DÍA 4: CHIANG RAI

DÍA 5: BANGKOK

DÍA 6: KOH SAMUI

DÍA 7: KOH SAMUI

DÍA 8: KOH SAMUI

DÍA 9: KOH SAMUI

DÍA 10: KOH SAMUI

DÍA 11: KOH TAO

DÍA 12: KOH TAO

DÍA 13: KOH TAO

DÍA 14: BANGKOK

DÍA 15: BANGKOK

Nuestra llegada fue desde Kuala Lumpur, con Chiang Mai como primer destino. Decidimos centrarnos solo en el norte de Tailandia, ya que en agosto, los monzones afectan el sur del país. Queríamos evitar el riesgo de quedarnos días encerrados en el hotel debido a las lluvias y el mal tiempo.


DÍA 1: CHIANG MAI



Nuestra llegada fue a las 23 horas a Chiang Mai. Nada más llegar, sacamos dinero del cajero en el mismo aeropuerto con la tarjeta N26 para toda nuestra estancia en el país. Conectados al WiFi del aeropuerto, pedimos un Grab que nos cobró 6 euros para llevarnos hasta nuestro hotel. 

Nos hospedamos en Tommy Huts por 3 noches, que nos costó 1500 THB, unos 40 euros. Este encantador hotel está situado en el centro de Chiang Mai, en una calle tranquila y poco transitada, a 50 metros de un 7-Eleven y a 100 metros de la entrada del mercado nocturno. La ubicación era perfecta. El hotel consistía en casitas adosadas con un mini jardín común en el centro, muy chulo y limpio. La señora que lo lleva es encantadora y nos ayudó en todo momento.

Chiang Mai, situada en el norte del país, es una ciudad imperdible si pasas por esta región. Repleta de templos, verde y con un brillo especial, es perfecta para simplemente pasear si es lo que te apetece. Además, ofrece grandes cursos de cocina si te gustaría aprender un par de platos típicos del país, o simplemente hacer algunos trekkings por los alrededores.


DÍA 2: CHIANG MAI

Nuestro primer día tailandés lo dedicamos a recorrer la ciudad. Desde el hotel se puede ir andando a todos los templos (excepto, claro, al Doi Suthep).
A 100 metros del hotel nuestro primer templo:


Y no necesitas nada más que perderte por sus calles para encontrar decenas de templos. En casi cada esquina, hay un templo escondido con encanto, esperando ser descubierto. La magia de Chiang Mai reside en estos rincones, donde cada paso revela un nuevo tesoro cultural.





Nosotros contamos 47 templos y seguro que nos perdimos muchos más. Todos ellos muy pintorescos, coloridos y fotogénicos. Puedes pasarte el día paseando por la ciudad amurallada y no cansarte de ver sus calles, sus templos y su gente.

Algunos de sus mejores templos son:

Templo Wat Phra Singh Conocido por su magnífica arquitectura Lanna, Wat Phra Singh es uno de los templos más importantes de Chiang Mai. Sus detalles ornamentales y serenos jardines te transportan a un ambiente de paz y espiritualidad.

Templo Wat Chedi Luang A unos 15 minutos caminando desde Wat Phra Singh, se encuentra Wat Chedi Luang. Este templo alberga una enorme pagoda que fue parcialmente destruida por un terremoto en el siglo XVI. Es un lugar lleno de historia y misticismo, perfecto para explorar y maravillarse con su majestuosidad.

Templo Wat Phan Tao Justo al lado de Wat Chedi Luang, se encuentra este pequeño pero encantador templo de madera. Wat Phan Tao destaca por su simplicidad y belleza rústica, ofreciendo un contraste agradable con los templos más grandes y ornamentados.

Templo Wat Chiang Man El templo más antiguo de Chiang Mai, Wat Chiang Man, se encuentra a unos 20 minutos caminando desde el centro. Este templo es famoso por sus antiguos Budas y su historia profunda, siendo un lugar ideal para aquellos interesados en la historia y la cultura.


Pero olvídate de apuntarte cada uno de los templos, déjate llevar por las calles de Chiang Mai para recorrerlos todos. Y si estás pensando en alquilar una moto u otro medio de transporte, olvídalo. Chiang Mai se recorre íntegramente a pie fácilmente.


Masaje "de relax"

Aprovechamos el paseo del día para "disfrutar" de un masaje, ¡una experiencia imprescindible en Tailandia! Nos metimos en una cadena de masajistas en el centro de la ciudad, reconocibles por sus carteles lilas. Decidimos ir a lo grande y elegimos un masaje completo de cuerpo y pies. ¡Madre mía, qué dolor! Lo que prometía ser relajante se convirtió en una sesión de tortura. El masaje, que costó 10 euros, se nos hizo eterno. Nos dieron un té de arroz mientras esperábamos y unas bolsitas de jabón al irnos. Algo bueno tenía que salir de todo ese sufrimiento, ¿no?

No es que los masajes tailandeses sean malos; en realidad, son legendarios. En manos adecuadas, pueden ser la mejor experiencia del mundo. Nosotros simplemente no tuvimos esa suerte. Pero no nos rendimos. Volveremos a intentarlo en otro lugar para quitarnos el mal sabor de boca (y el dolor de espalda).

Por la noche, nos lanzamos al mercado nocturno de Chiang Mai, abierto todos los días de 19:00 a 00:00. Este mercado, conocido como Chiang Mai Night Bazaar, está a solo 100 metros de nuestro hotel y se extiende hasta la muralla. Es larguísimo y está lleno de vida. Encontrarás de todo: comida deliciosa, ropa, artesanía y souvenirs. Cuanto más avanzas, más baratas son las paraditas. Es el mercado nocturno más grande y famoso de Chiang Mai, y pasear por él es toda una aventura. ¡No te lo puedes perder!


Probamos carne de cocodrilo y avestruz. Aunque es más dura, nos gustó. Y como nos encanta comprar, terminamos cargados de compras: sandalias artesanas, camisetas, pantalones tailandeses y un montón de souvenirs.

En Tailandia, regatear es esencial. Siempre inflarán los precios, y no deberías pagar más de la mitad de lo que te piden. Sin embargo, ten en cuenta que a veces la diferencia que negocias puede ser de solo unos céntimos, y para ellos puede marcar la diferencia. Así que, establece tus límites y recuerda que unos céntimos no nos sacan de pobres, pero a ellos les ayudas mucho. Al final, tendrás artículos a un precio muy bajo, y ambos ganarán.


Mango Stick Rice



Otro mercado muy popular en Chiang Mai es el Sunday Market. Como su nombre indica, abre solo los domingos, de 18:00 a 00:00. Aunque no es tan grande como el Night Bazaar, sigue siendo un mercado vibrante y encantador. Ubicado en Ratchadamnoen Road, ofrece una experiencia menos concurrida por turistas, con puestos de comida callejera preparada al instante y artesanía típica.

Los mercados nocturnos son parte del encanto de Chiang Mai. La combinación de ambiente nocturno, deliciosa comida callejera y la oportunidad de encontrar souvenirs únicos hace que estos mercados sean una visita obligada.


DÍA 3: CHIANG MAI. CURSO DE COCINA

Nos despertamos con un cielo lluvioso, así que decidimos cambiar nuestros planes de visitar Doi Suthep por algo más resguardado. Mientras revisábamos los folletos del hotel, nos topamos con una oferta de curso de cocina que nos llamó la atención: "Smile Organic Farm Thai Cooking School". Como fue una decisión de última hora, enviamos la solicitud para reservar el curso a la 1 de la madrugada, sin muchas esperanzas de recibir una respuesta tan tarde. Pero en menos de 10 minutos, una chica nos contactó por WhatsApp y nos confirmó que nos recogerían al día siguiente a las 8 a.m. ¡Qué rapidez!

El curso costó 35 euros por pareja y duraría desde las 8 de la mañana hasta las 4 de la tarde. Así que, puntualísimos, nos despertamos temprano y a las 8 en punto nos tocaron la puerta del hotel. Los anfitriones del curso llegaron con una furgoneta y nos llevaron a recoger a dos españoles que estaban en otro hotel, quienes se unirían a nosotros en la experiencia.

Nuestra primera parada fue un mercado local, un auténtico tesoro escondido sin turistas, donde nuestros guías compraban los ingredientes frescos.






Nos explicaron los ingredientes que íbamos a utilizar para los platos que íbamos a preparar y nos dieron 15 minutos para explorar los puestos del mercado y hacer alguna compra si nos apetecía. Nuestra cocinera, que se llamaba "TE", nos sorprendió con unos buñuelos de calabaza que compró para compartir con nosotros. ¡Un toque muy amable!

Luego nos dirigimos a la escuela de cocina, ubicada en una casa con un jardín impresionante y un huerto enorme. El lugar era realmente encantador. Al llegar, nos proporcionaron gorros y delantales, y nos llevaron al huerto para recoger los ingredientes frescos que íbamos a usar. Nos explicaron cada planta y su función en los platos que íbamos a preparar.

Mientras nos acomodábamos, nos ofrecieron té y café para que nos sintiéramos como en casa. 




TE es la de más a la izquierda de la foto, la del delantal rojo. Una mujer muy risueña y muy divertida que nos hizo pasar una experiencia de 10.


Nos dieron una carta con una lista de platos entre los que elegir. Cada persona podía seleccionar tres platos para cocinar: una sopa, un curry y un plato principal, de entre unas 15 opciones distintas. Además, como entrante, todos juntos preparamos unos deliciosos rollitos de primavera. ¡Un festín tailandés en todo su esplendor!


Cada vez que terminábamos de cocinar un plato, ¡lo probábamos al instante! Fue genial compartir esta experiencia con los demás participantes, creando un ambiente lleno de buen rollo y risas.

Disfrutamos mucho de la experiencia, especialmente gracias a Te, que fue increíblemente amable y divertida. Tras devorar los platos que habíamos preparado, nos llevaron de vuelta a nuestro hotel, justo a tiempo para una ducha rápida y para salir a explorar el mercado nocturno y cenar algo.

Sin duda, esta fue una de las experiencias más memorables de nuestro viaje. La atmósfera, la oportunidad de cocinar nuestra propia comida tailandesa, la compañía de compañeros encantadores, el regalo de despedida de la profesora, y su sonrisa constante hicieron de este curso de cocina no solo una actividad, sino una experiencia inolvidable. Desde entonces, hemos convertido los cursos de cocina en una tradición en nuestros viajes, aunque ninguno ha igualado la magia de este.


DÍA 4: CHIANG RAI

Optamos por viajar con "Green Bus", saliendo a las 9 a.m. desde la Arcade Bus Station. Los autobuses son frecuentes, pero tienden a llenarse rápido, así que es mejor reservar con antelación a través de su web. El trayecto, que costó unos 10 euros y duró 3 horas con una breve parada a mitad de camino, nos llevó a Chiang Rai.

Para llegar a la estación de autobuses desde nuestro hotel, tomamos un Grab, ya que estábamos cargados con mochilas y la distancia era considerable para caminar.

Al llegar a Chiang Rai, nos dirigimos a nuestro hotel, The North Hotel, que estaba a solo 50 metros de la estación. Nos costó 10 euros por noche (390 THB), y resultó ser muy cómodo y limpio. Un detalle simpático: para subir a las habitaciones había que descalzarse. Además, la mujer que gestionaba el hotel fue un amor, incluso nos ayudó a recuperar unos billetes de vuelta que habíamos perdido y nos los trajo corriendo por la calle.

Aprovechamos la cercanía a la estación de autobuses para averiguar cómo llegar a la ruta de los templos sin necesidad de un tour. Un local nos indicó que podíamos tomar un autobús local no turístico que nos llevaría al Templo Blanco. Aunque el viaje fue algo apretado y sin aire acondicionado, por unos céntimos nos dejó en el templo.

También tienes la opción de llegar en Grab, taxi o tour organizado, aunque estos son más caros, alrededor de 300 THB por trayecto.

El Templo Blanco o Wat Rong Khun, cuyo acceso cuesta 50 THB (aproximadamente 1 euro con 30 céntimos), abre de 8 a 17 horas. A pesar de que nos sorprendió por su tamaño compacto, en poco más de media hora puedes recorrerlo. Conocido por su diseño poco convencional y una mezcla de estilos budistas e hindúes, el templo se ha convertido en un ícono de la ciudad y del país. La entrada al templo presenta el Puente de la Reencarnación, flanqueado por cientos de manos alzadas que simbolizan el sufrimiento de la transición de la muerte a la vida. Es un lugar verdaderamente fascinante y un imprescindible en cualquier visita al norte de Tailandia.






Después de cruzar el Puente de la Reencarnación, nos sorprendió la Puerta al Cielo, custodiada por dos figuras que simbolizan la muerte. Este punto de interés es una fascinante combinación de elementos tradicionales con toques modernos: mientras que la puerta presenta una mezcla de estilos clásicos y escenas mitológicas, también incorpora esculturas de superhéroes de cómics. Esta original mezcla de lo antiguo y lo contemporáneo añade una dimensión única al templo y resalta la audaz visión artística que define el Wat Rong Khun.


Templo blanco.



Y la Casa de Oro, que se encuentra al lado del templo principal, que hace un contraste con el blanco inmaculado del templo. Actualmente son los baños del complejo.

LOS BAÑOS DEL TEMPLO BLANCO

Desde allí, tomamos un Grab que nos llevó a la Casa Negra o Baan Dam, un contraste fascinante con el Templo Blanco. El trayecto costó 15 euros y la entrada a Baan Dam fue de 80 THB por persona. El horario de visita es de 9 a 17 horas.

Baan Dam es una parada obligatoria en Chiang Rai y ofrece una experiencia completamente distinta. En lugar de una sola estructura, encontrarás un conjunto de edificaciones repartidas por un extenso jardín. Estas construcciones, de madera lacada en negro, reflejan la fascinación de su creador, Thawan Duchanee, por la pintura oriental y el color negro, que predomina en toda la exhibición.

Mientras que el Templo Blanco impacta con su estilo audaz y surrealista, Baan Dam ofrece un ambiente más oscuro y siniestro. La decoración, repleta de esqueletos, cráneos y pieles disecadas de animales, crea una atmósfera que, sin duda, deja una impresión duradera y única.



Al salir de la Casa Negra, tomamos un tercer Grab que nos llevó al Templo Azul o Wat Rong Suea Ten. El trayecto nos costó 10 euros. La entrada al templo es gratuita y alrededor hay varias paraditas de comida y bebida fresca para que puedas refrescarte.

El Templo Azul es otra de las joyas que no puedes perderte en Chiang Rai. Inaugurado en 2016, este templo destaca por su vibrante color azul y por los dos imponentes dragones que custodian su entrada. En su interior, se encuentra el gran Buda blanco de 6,5 metros de altura, que crea un sorprendente contraste con el entorno azul que lo rodea.

El templo es de visita rápida, pero no menos impresionante. Cuando decidimos irnos, el mismo Grab que nos había llevado estaba allí para recogernos y llevarnos de regreso.




A la vuelta, cuando la noche ya empezaba a caer, nos dirigimos al mercado nocturno de Chiang Rai, que está justo al lado del hotel, a unos 20 metros de distancia. Este mercado abre a las 18h y es el lugar perfecto para terminar tu visita a la ciudad de manera relajada.

El mercado está lleno de paradas con comida deliciosa, ropa, souvenirs y hasta espectáculos. Es un excelente lugar para disfrutar de la gastronomía local, comprar algunos recuerdos y sumergirse en el vibrante ambiente nocturno de Chiang Rai. Una forma ideal de concluir tu día de exploración de templos con un toque de auténtica vida local.


DÍA 5: BANGKOK

Para llegar a Bangkok, tomamos un autobús a las 6:15 a.m. que nos llevó de vuelta a Chiang Mai. Desde allí, tomamos un Grab hasta el aeropuerto, desde donde volamos a Bangkok. Arribamos a la capital tailandesa ya muy tarde. El trayecto en Grab desde el aeropuerto al centro nos costó 15 euros y duró alrededor de una hora.

Nuestra primera parada en Bangkok fue en Khaosan Road, la calle más famosa y ruidosa de la ciudad. Nos alojamos en el Sawasdee Bangkok Inn, situado justo en el bullicioso corazón de esta calle. La habitación, de apenas 7 metros cuadrados, era pequeña, con una cama incómoda y sucia, además de ruedas de agua que hacían de nuestra estadía una experiencia poco placentera. Decidimos cancelar la segunda noche que habíamos reservado y buscar una mejor opción para el resto de nuestra estancia.

Aunque esta primera impresión no fue la mejor, planeamos regresar a Bangkok al final del viaje, con la esperanza de encontrar un alojamiento más cómodo y disfrutar de la ciudad con una experiencia renovada.


DÍA 6 a 10: KOH SAMUI

Nuestro avión salía a las 7:30 a.m., pero debido a lo incómodos que estábamos, decidimos llegar al aeropuerto aún más temprano. Los alrededores de nuestro hotel estaban llenos de drogadictos, borrachos y mendigos, y nos costó un buen rato encontrar un Grab para llevarnos. Fue nuestra primera mala experiencia en Bangkok, pero no la última!

Llegamos a Koh Samui a las 8:35 a.m. El aeropuerto resultó ser una sorpresa agradable, con grandes jardines y zonas para pasear que no se parecían en nada a un aeropuerto convencional. Tras bajar del avión, nos trasladaron en un autobús descapotable hasta el interior del complejo.

Compramos el billete de autobús que nos llevaría a nuestro hotel, pero la espera fue de casi una hora y no parecía muy bien organizado. Finalmente, subimos a la furgoneta, que hizo paradas en varios hoteles antes de llegar al nuestro, el King Busch Reggae Beach, donde nos alojamos durante 4 noches. El precio fue de 2,422.48 THB (67 euros). El hotel no estaba en el centro de la isla ni cerca de muchos puntos de interés, solo a unos 10 minutos a pie de un 7-Eleven.

Koh Samui es la tercera isla más grande de Tailandia, ubicada en el golfo de Tailandia. Aunque ha sido un destino muy turístico en los últimos años, aún conserva esa belleza natural que la caracteriza. A pesar de su popularidad, puedes encontrar playas tranquilas y solitarias.

Las playas de Koh Samui son el clásico paisaje de postal, con arena dorada, aguas cálidas y cristalinas, y palmeras que se mecen al viento. Chaweng Beach es la playa más desarrollada de la isla, con una mezcla de resorts de lujo y un ambiente mochilero. Por otro lado, Silver Beach, situada entre Lamai y Chaweng, es una pequeña playa de ensueño que no está masificada. Lamai Beach, otra playa popular en la isla, también es un destino turístico muy visitado.


Bungalow con "Pulgoso"

Playa del hotel

Nos alojamos en unos encantadores bungalows de bambú justo en la playa, ¡la ubicación era perfecta! Para movernos por la isla, decidimos alquilar una moto. No lo hicimos en nuestro hotel, ya que nunca conseguimos encontrar la tienda abierta. En cambio, alquilamos en un hotel cercano al 7-Eleven que también ofrecía motos a sus clientes. Aunque nos pidieron el pasaporte, algo que habíamos leído que no era recomendable, no nos quedó otra opción. Para evitar problemas, hicimos fotos de los arañazos que tenía la moto antes de llevarla. El alquiler costó 7 euros por día y, como nos fue tan bien, al alquilarla por un segundo día, nos regalaron el tercero.

Un consejo importante: si no sabes manejar una moto, no te la recomendamos. La mayoría de los accidentes involucran a turistas inexpertos. Pero si tienes algo de experiencia, es una forma fantástica y cómoda de explorar la isla.

Por la noche, decidimos ir a la villa de pescadores. Dado que estaba bastante lejos de nuestro hotel, tardamos unos 45 minutos en moto. Allí, nos encontramos con un mercado nocturno de esos que como ya podéis haber comprobado, nos encanta, vibrante y muchas tiendecitas interesantes. Aprovechamos para cenar y disfrutar del ambiente local.



Patata frita
Mango Stick Rice


Impresionante es la visita al Big Buddha, también conocido como Wat Phra Yai. Esta imponente estatua de Buddha, que se alza a 15 metros de altura, es el símbolo de Koh Samui y una de las principales atracciones de la isla. Construido en los años 70, el templo budista es un lugar de gran significado y belleza.

Para llegar, puedes optar por vehículo privado, taxi, moto, o incluso tomar un autobús desde la Estación de Autobuses de Samui.

Un toque divertido: según la leyenda local, si lanzas una moneda con la espalda hacia la estatua y cae en su mano abierta, ¡te espera una vida de riqueza! Quizás estamos a unos pocos Baths de ser ricos!

Para acercarte a la estatua y explorar el complejo, deberás descalzarte. En el patio exterior, hay una serie de tiendecitas donde venden ropa y souvenirs, perfectas para llevarte un recuerdo.

Si buscas disfrutar de la visita sin las multitudes, te recomendamos ir lo más temprano posible.



En moto nos recorrimos toda la isla, todos sus rinconcitos y sus playas.



De noche, regresamos a la Villa de los Pescadores para una última cena y un paseo final. Allí descubrimos un bar dirigido por un australiano, donde daban clases de baile. Como somos unos apasionados de la pista y teníamos ganas de mover el esqueleto, nos unimos a la fiesta. Con unos cócteles en mano, nos lanzamos a bailar con todos los demás turistas. ¡Fue una noche divertida y llena de ritmo que puso el broche perfecto a nuestra estancia en Koh Samui!


El tercer día en la isla lo dedicamos a un merecido descanso. Nuestra tranquilidad se vio acompañada por Pulgoso, el perro del hotel, y su familia, que solían venir a nuestro bungalow en busca de algo de comida. Hicimos un par de excursiones al 7-eleven para comprar pienso y frankfurts para ellos. Al final de nuestra estancia, dejamos un par de bolsas de pienso con los trabajadores del hotel para que pudieran seguir cuidando a nuestros amigos de cuatro patas. Un pequeño gesto que nos hizo sentir bien y que nos permitió contribuir de alguna manera.


Nuestro último día en Samui lo dedicamos a relajarnos en la playa, disfrutando del sol y la arena mientras Pulgoso y su familia nos acompañaban. Fue un verdadero día de descanso, perfecto para desconectar.

Por la noche, cenamos en el hotel, donde tuvimos la suerte de asistir a un concierto en vivo. El restaurante del hotel ofrece música en directo una vez a la semana, y fue el cierre ideal para un día tan tranquilo. La combinación de buena comida, música y la brisa del mar hizo que la experiencia fuera aún más especial.






Aprovechamos para recorrer sus playas vírgenes en moto. Nosotros fuimos a unas playas que teníamos a unos 15 km a la izquierda de nuestro hotel. Unas playas con agua cristalina donde por mucho que andases, no cubría el agua. 







DÍA 11 a 13: KOH TAO


Koh Tao se traduce como "Isla Tortuga". En uno de nuestros paseos por la Villa de Pescadores en Samui, compramos los billetes de ferry para Koh Tao. Cada billete nos costó 588 THB por persona, unos 17 euros.

El día de la salida, nos vinieron a recoger al hotel, pero con un retraso de más de una hora. Finalmente, nos llevaron a un muelle donde nos sorprendió un gran diluvio. El ferry, que ya estaba retrasado, se demoró aún más. Aunque el barco finalmente zarpó, el trayecto fue todo menos tranquilo. Durante las dos horas de viaje, el oleaje agitado y el temporal hicieron que el barco se moviera de manera constante, provocando mareos y, lamentablemente, más de la mitad de los pasajeros acabaron vomitando. ¡Una experiencia que no olvidaremos fácilmente!




En Koh Tao, nos alojamos en el Tommy Resort, un lugar que no destacaría por su encanto. El hotel, algo anticuado y con una limpieza mejorable, a veces sufría cortes de luz, aunque contaba con una piscina. Pagamos 1,800 THB por las tres noches, lo que equivale a unos 52 euros, un precio razonable para lo que ofrecía.

A lo largo de nuestra estancia de tres días en la isla, nos dedicamos a explorar Koh Tao y a vivir una experiencia única: nos hicimos un tatuaje tradicional con bambú.



A diferencia del tatuaje con aguja, el método de bambú duele mucho menos y, en lugar de crema, solo necesitas aplicar vaselina, o eso nos dijo el tatuador. Además, no hay que esperar 15 días para bañarse, ya que no deja heridas abiertas. Fue una experiencia interesante y práctica.

Si decides explorar Koh Tao, alquilar una moto es una de las mejores maneras de hacerlo, siempre que tengas experiencia en conducir. Si no, mejor evita el alquiler; muchos turistas sufren caídas y lesiones por no tener el manejo adecuado. La isla está llena de rincones hermosos que merecen la pena explorar. Vimos muchísima gente con heridas en las piernas, claramente sufridas por caídas en moto.

Koh Tao es famosa por su impresionante vida marina, con arrecifes de coral, tiburones ballena y mantas raya. Si te interesa el buceo, este es un lugar ideal para probarlo. La zona de Sairee, la más concurrida, te ofrece una gran variedad de tiendas, restaurantes y vida nocturna.

Entre las playas que debes visitar están Mango Bay, Tanote Bay y Freedom Beach, que para nosotros son las más bonitas. No te pierdas Koh Nang Yuan, un pequeño paraíso turístico que es la imagen clásica de Koh Tao en las revistas.

Si te queda tiempo o buscas más acción, considera una excursión a Koh Phangan, la tercera isla del archipiélago, conocida por la famosa Full Moon Party en Sunrise Beach durante cada luna llena.

El 13 de julio, tomamos el ferry de regreso a tierra firme. El trayecto de ferry y autobús costó 25 euros por persona (865 THB) y duró 14 horas en total. El ferry nos llevó a Chumphon, donde esperamos 2 horas en la estación antes de tomar el autobús que nos dejó en Bangkok a las 5 a.m.


DÍA 14: BANGKOK

Nos alojamos en Lucky House Khaosan, un hotel muy bonito en el centro de Bangkok cerca de la calle más turística pero sin el ruido del otro hotel. Un hotel muy cómodo con desayuno incluido que nos costó 910 THB la noche (25 euros).
El hotel tenía vistas al palacio Real:


A nuestra llegada a Bangkok a las 5 de la mañana, aunque no pudimos acceder a nuestra habitación de inmediato, el hotel fue muy amable al permitirnos dejar nuestras mochilas y asearnos. Un gesto que realmente apreciamos.

Durante nuestros dos días en la ciudad, nos dedicamos a explorar Bangkok. Hay muchas opciones para organizar tours que te llevan a los puntos más destacados, aunque estos a menudo están bastante alejados del centro. Algunos de los tours más populares incluyen la visita a los templos de Ayutthaya, el mercado flotante de Damnoen Saduak y el mercado de la vía del tren.

Bangkok es una ciudad que divide opiniones: o la amas o la odias. Nosotros nos encontramos en el segundo grupo. El bullicio constante, el agobio de las multitudes y la contaminación no fueron precisamente de nuestro agrado. Aunque hay quienes encuentran fascinante la energía vibrante de la ciudad, a nosotros nos resultó un poco abrumadora. Si bien Bangkok tiene su encanto y ofrece una gran variedad de experiencias, no es el destino ideal para quienes prefieren lugares más tranquilos y menos congestionados.



PETICIÓN Y CONCLUSIÓN FINAL: Si estás planeando un viaje a Tailandia, te rogamos que excluyas de tus planes cualquier actividad que implique paseos en elefantes. Muchos de los lugares que se presentan como "santuarios" en realidad no lo son, y el sufrimiento que sufren estos majestuosos animales es una dura realidad.

Los elefantes, al igual que los tigres, cocodrilos y serpientes en cautiverio, deben vivir en su hábitat natural y no como atracciones turísticas. A menudo, estos animales son sometidos a crueles métodos de entrenamiento que incluyen el uso de varas y otros instrumentos para "educarlos".

Si evitamos colaborar con estas prácticas, contribuimos a eliminar la demanda que sostiene estos negocios, y con ello, el maltrato hacia los animales. Respetar la naturaleza en vez de explotarla.



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